
Las emociones determinan el comportamiento y la capacidad de aprendizaje. Una adecuada Educación Emocional propicia el bienestar, la salud de la persona, y previene las dificultades en el desarrollo madurativo afianzando la formación de una personalidad estable. Expresar y controlar las emociones es un objetivo educativo básico para favorecer el propio proceso de desarrollo.
Educar emocionalmente significa validar las emociones, empatizar con los demás, ayudar a identificar y a nombrar lo que se está sintiendo, poner límites, enseñar formas aceptables de expresión y de relación con los demás, quererse y aceptarse a uno mismo, respetar a los demás y proponer estrategias para resolver problemas.
En la etapa infantil es preciso educar para trabajar la conciencia emocional, la regulación emocional, autoestima y habilidades socio-emocionales entre otros.
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